FRANCISCO MACHALSKYS: CONFESIONES DE UN CUENTISTA EXPRESS

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Francisco Machalskys http://www.cuentoexpress.wordpress.com

Carmelo Urso: Estimado Francisco: un verdadero placer volver a conversar contigo. En una entrevista anterior, dialogamos sobre tu práctica espiritual wiccana. Hoy, me gustaría más bien que nos contara sobre tu oficio de escritor. En tu caso, ¿cuándo comenzaste a escribir relatos, y cómo ha persistido en ti esta práctica a lo largo del tiempo?

Francisco Machalskys: El placer es mío, amigo Carmelo.

Puedo decirte que lo de hacer relatos me viene de pequeño. Como tod@s l@s niñ@s, fui siempre muy imaginativo –aún lo soy, a los dioses gracias- pero con la diferencia de que mi diáspora creativa no era activada por juguetes convencionales, que nunca me gustaron. A diferencia de otros niños, nunca me rodeé de autitos, ni muñecos, ni armables y mucho menos videojuegos –los cuales aborrezco. En vez, prefería hojear libros de ilustraciones y jugar a hacer mis propias historias al frente del gran espejo de la peinadora de mi madre, o en el jardín de casa, donde me perdía a jugar por horas y horas en un interminable soliloquio.

A los nueve o diez años descubrí la que sería mi mayor cantera de historias y relatos: las radionovelas. Sucede que la señal de televisión era pésima en el lugar donde crecí, y mi papá –taimadamente- jamás se preocupó por instalar alguna antena especial para captarla –el cable era impensable hacia los años 70-80. Así, los juegos y las radionovelas llenaron el vacío televisivo. Me encantaban las radionovelas por lo cursi que eran. Por los llantos exagerados de las actrices, los gritos de los actores, los efectos de sonido que me llevaban a imaginarme decorados, los diálogos fáciles y rebuscados. Yo hacía mis propias radionovelas con un radio reproductor en solitario –hacía todos los personajes- o con alguna persona que se prestara… pero el mayor avance llegó cuando tenía 10 u 11 años y mi hermano compró un grabador de mano tipo periodista: ese adminículo me brindó mayor libertad de movimiento, podía ir a espacios donde captar sonidos específicos, y me permitió pasar a estadios superiores de narración, como grabar soliloquios de cosas que me venían a la mente; puede decirse que en ese momento empezó a forjarse la idea de hacer relatos de manera estructurada. Lamentablemente no conservé ninguna de esas grabaciones.

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Ahora, relatos escritos como tal… el primero lo escribí en sexto grado, a los 11 años. Recuerdo que trataba sobre una princesa que estaba enamorada de un hombre corriente y el Rey, que en su condición no podía aprobar semejante amorío, la “dejaba hacer” haciéndose el desentendido, al punto que la doncella huyó (¡!)… nunca supe qué opinión le mereció el texto a mi maestra, que era además monja; para mí que taimadamente la calló. Luego hice en 1° año de bachillerato un relatito tontito para Castellano, llamado “Hamburguesa” –hasta pena me da mencionarlo, pero bueh…- y en 2° año hice uno sobre un compañero de clases, que en mi imaginación se volvía un rockero. Ahora, el primer intento serio de hacer un texto intencionado fue en 1985; estaba en 3° año, y era sobre un engendro de las injusticias y las esperanzas de la humanidad en partes iguales; lo titulé “Pedazos de hielo”, y recuerdo que lo envié por correo postal a un famoso locutor y pinchadiscos de rock –Alfredo Escalante, se llama- y él tuvo el agrado de leerlo en vivo, ambientado con un temazo de rock progresivo.

Alfredo Escalante

Por supuesto, ese triunfo menor, sumado a mi afición a leer entrevistas de personalidad, marcó mi rumbo por la escritura y el periodismo. Textos conocidos –más bien publicados- como tal, tengo dos largos: “Buscando (te)” y “A Contrarreloj”, presentes en un libro recopilatorio del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) de 1998, y más recientemente, mis inicios en Sólo 50 como miembro fundador y posterior migración a un proyecto personal, llamado Cuentoexpress. Como periodista, pues tengo muchas entrevistas, artículos, traducciones y noticias publicadas.

CELARG

Carmelo Urso: Tu obra más conocida es el microrrelato de 50 palabras exactas. ¿Cuándo empezaste a desarrollar esta técnica y por qué elegiste escribir en este estilo deliberadamente breve?

Francisco Machalskys: Por obra y gracia de la causalidad. Como buen alumno de taller literario –asistí a uno entre 1996-97, el del Celarg- tiendo a cultivar un estilo excesivo, extenso, para nada concreto ni conciso; en ese tipo de espacio formativo se suele enseñar, erróneamente, que la cantidad es incluso más importante que la calidad. Desde entonces, arrastro proyectos editoriales que aún no terminan de ver la luz precisamente por el problema de la no concisión, sumado al terrible vicio dilatorio, de tantos y tantos escritores.

Y como alguna vez cantó nuestra querida y nunca bien ponderada María Conchita Alonso, “…y es que llegaste tú”… así mismo, amigo Carmelo. Llegaste tú a la oficina –para el público lector, explico que Carmelo Urso es mi jefe y amigo- anunciando la apertura del 3er. Concurso de Literatura Breve del programa televisivo “La Librería Mediática”. La propuesta era casi mortal para mí: había que escribir uno o varios textos ¡de máximo 50 palabras! Yo, que he escrito cuentos de 25 cuartillas y se me dificulta resumir escenas o concretar el final, la invitación se me antojaba poco menos que imposible. Entonces revisé mis inacabados proyectos editoriales, y encontré que muchos se hacían interminables precisamente por tratarse de historias muy simples, lineales, casi anecdóticas, que podían resolverse en poquísimas líneas sin perder su esencia.

Cuentoexpress

Así, al principio sólo por probar, tomé una de esas historias y la escribí. Era sobre un ecologista que recogía basura a la orilla de una playa, y una bióloga trata de hacerlo sentir tonto, con la sorpresa de que él la hace sentir ruin. Tomando en cuenta que debía ser en pocas palabras, me basé exclusivamente en el hecho en su mínima expresión, así que reproduje un diálogo muy directo, despojado; aún así me tomó 80 palabras. Eliminando epítetos, explicaciones superfluas y articulaciones sobreentendidas, llegué a 60 palabras, y se entendía… ¡wow, la cosa parecía magia! Pero el golpe final lo di aplicando elipsis… y eureka: alcancé a reducir la anécdota a 50 palabras, incluyendo el título, sin que se leyera telegráfico, o forzado. Así nació “La playa”, texto que dio formal apertura al blog Solo50, nacido precisamente para mostrar esos primeros intentos de microliteratura que concebimos en la oficina. Vale decir que “La playa” no lo llevé al mencionado concurso; llevé otros tres relatos, de los cuales dos ganaron el tercer y segundo lugar… nada mal, tratándose de un experimento del que temía su resultado.

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Y como adolescente que da la primera calada al cigarrillo y queda con ganas de más, así seguí desempolvando viejos proyectos editoriales, que por la magia del microrrelato empezaron a ver la luz. A más venían, y a más escribía. La cosa pasó de experimento a técnica consolidada, y en la actualidad sumo los casi 200 relatos breves, que califico como pequeños alfilerazos de emoción.

Carmelo Urso: Desde hace 3 años riges el blog www.cuentoexpress.wordpress.com … ¿cómo empezó esta aventura bloggera? ¿Qué tipo de disciplina se necesita para tener al día un blog literario? ¿De dónde sacas los temas con los que confeccionas tus relatos?

Francisco Machalskys: Surgió como continuación a este ya perfeccionado vicio literario. Resulta que, mientras yo me empeñaba en hacer relatos más y más compactos, muchos de los compañeros de Solo50 empezaron a hacer relatos más y más largos: primero empezaron a excederse por una o dos palabras, luego por cinco, y así se rompió la camisa de fuerza que dio nombre al blog. Quizás un poco desilusionado, como monje primerizo al descubrir que no todo es cierto dentro del dogma religioso, me animé a continuar mi rigurosa senda en el proyecto personal Cuentoexpress. Por supuesto, lazos fraternales me unen a Solo50 y de vez en cuando vuelvo como el hijo pródigo, pero sólo de visita, jejejeje.

Disciplina como disciplina… wow, déjame ver qué te digo, jejejeje. Ciertamente, el embarcarme en la aventura de mantener un blog me conminó –y me conmina- a escribir más, cosa que prácticamente no hacía antes de, amparado por la triste excusa del no tengo tiempo y la musa no viene. Cuando inicié el blog, me propuse escribir un cuento diario, meta que cumplí los dos, tres primeros meses; cuando sentí que el hacerlo se me antojaba una obligación, llevé la meta a escribir al menos dos relatos por semana… una vez más, la meta se flexibilizó, y en la actualidad mi meta es simplemente escribir. Escribo cuando quiero, cuando siento la necesidad, pero me mantengo escribiendo. Como llevo el blog solo –no soy muy dado a las conjunciones ni a las comunidades, siendo esta otra de las razones por la que partí de Solo50- pues ideé algunas secciones que me echaran un mano en cuanto a mantener la atención de los lectores; así, creé la sección Breves noticias insólitas, donde en el menor número de palabras plasmo sucesos que superan el absurdo de la ficción, y En menos de 50 palabras, que son citas de personajes a quienes admiro, y que vislumbran la siempre sorprendente condición humana.

Sobre los temas de mis cuentos, pasemos directamente a la siguiente pregunta.


Carmelo Urso: En tus relatos sueles abordar con frecuencia temas como los Derechos Humanos, la ecología, la familia fragmentada y los Derechos de Género… coméntanos un poco sobre el particular.
Tiene varias razones.

Francisco Machalskys: La primera es por herencia paterna. Mi papá era un hombre de acción, muy práctico. Siempre estuvo preocupado por ayudar a los demás, por mejorar el entorno donde vivía, por lograr cambios que beneficiaran a todo el conglomerado humano. Pero detestaba los discursos, los decálogos, los manifiestos. Le parecían cosa inútil, puro blablá; de hecho, jamás lo verías leyendo una novela o una revista. Sólo leía libros formativos, que le dejaran algo. Y más aún, detestaba que alguno de sus hijos se llegara a convertir en un bohemio, en un artista; en un blablá, pues. Cuando percibió que mi vocación apuntaba precisamente a escribir, muy sutilmente me condujo a escribir para enseñar, no por el puro deleite del relato o para pasar el tiempo.

Por otra parte, fui criado en un entorno de pensamiento progresista; de izquierda, si se quiere. Cuando era niño, mi hermana y mi hermano mayores estaban muy inmersos en temas escabrosos como la conciencia de clase, el feminismo (mi hermana), la lucha estudiantil, la ecología, el antiimperialismo (mi hermano), todo esto sin ser abiertamente comunistas… ese contacto con estas formas radicales de pensamiento marcó mi forma de pensar, que no pocos contratiempos me trajo en el diario compartir con otros jóvenes en el colegio, en el liceo.

derechos humanos

Luego, tuve la dicha de vivir mi época joven-adulta (mis veintes) en la década de los 90, la cual defino como una suerte de neohippismo liberal. En esa década de explosión ideológico-apolítica –recordemos que había caído el comunismo soviético, y lo in era hablar de la Tercera Vía, el postmodernismo, el desencanto histórico…- salieron a la luz todos los ismos y movimientos que ya entre los 70 y 80 mis hermanos comentaban: movimientos ecologistas, feministas, gays, okupas… pero, lejos de presentarse en forma dogmática y machaconamente militante, se adaptaron al lenguaje mediático del establishment, convirtiéndose en mercancía, en bien de consumo…en eso nos dio una lección nada menos que –horror de horrores- un gringo: Matt Groening y su familia amarilla, Los Simpsons, cuyos miembros empezaron a escupir verdades incómodas en sus diálogos, que fueron discursos políticos presentados como forma de entretenimiento (¡!). Y para completar mi convicción, en los 90 trabajé en una ONG de Derechos Humanos, donde consolidé todo el discurso de igualdad y solidaridad, adquirido en la infancia, en un formato neutral, ni de izquierda ni de derecha, digerible para todas las audiencias.

The Simpsons

Así, sumando mi pensamiento izquierdoso y mi disposición al soliloquio, despuntó el gusto por describir la vida como vista a través de un huequito, amanera de testimonio… Como ya dije en algún aparte, me gusta mucho reflejar en mis relatos la siempre fascinante condición humana a la que se refiere Malraux, esa suma de aciertos y fracasos, verdades y mentiras, noblezas y ruindades, maravillas y absurdos que nos hacen una especie admirable y totalmente prescindible, jejejejeje, donde todos y todo es importante pero al mismo tiempo no lo es, donde todos y cada uno podemos ser protagonistas de la historia si nos brindan la oportunidad de hablar y expresarnos… de ahí, pues, mi gusto a reflejar en mis relatos situaciones a manera de lupa para vislumbrar esas medias verdades que hacen de mapa existencial, semáforo, doblez de esquina en este inquietante transitar por la incertidumbre que llamamos vida.

Carmelo Urso: Menciona 5 libros o más que te hayan marcado como lector.

Francisco Machalskys: Me gustan los libros honestos. Los libros directos, con ideas claras expresadas por autores valientes. Me gustan los escritores que escriben de lo que quieren escribir, sin preocuparse mucho si venderán millones de ejemplares y/o serán elevados al Olimpo narrativo por la crítica –lo cual no significa que no me gusten los best-sellers.

Por otra parte, debo confesar que me dan un poco de fobia las listas de clasificación. Porque nunca estarán completas. Porque nombras, y luego te acuerdas de algo mejor que no incluiste. Porque dan una amañada idea de quién eres y quién no eres. Pero bueno, trataré de nombrar los libros fundamentales en mi vida, esperando luego no arrepentirme de menciones u omisiones. Sí debo confesar que soy ese tipo de espécimen que llaman “ignorante ilustrado”; esto es, que da la apariencia de haber leído mucho… y la verdad no es así, jejejeje. Pero bueno, basta de preámbulos, y a la lista:

Gabriel García Márquez

a.- Cien Años de Soledad, del Gabo: así como mucha gente ama-odia-ama a Ricardo Arjona –yo lo odio, cabe aclarar- igual un montón de personas aman/odian/detestan a Gabriel García Márquez. Lo cierto es que este texto yo no lo leí: lo viví. Lo leí a los 13-14 años, y por muchos años lo releí en forma caótica: lo abría por la mitad, luego terminando, lo empezaba y lo paraba… tiene para mí la virtud de describir la vida como por un huequito, justo lo que yo trato de lograr al escribir.

La Conjura de los Necios de John Kennedy Toole

b.- La Conjura de los Necios, de John Kennedy Toole: A pesar de haberlo leído casi a los 30 años, me apuro a nombrarlo por el impacto que me causó su dinámica narración, su acertada caracterización de los personajes, su delicado pero descarnado humor, su postmoderna postura sobre el sinsentido existencial… y el dolor que me produjo saber que su autor se suicidó por no lograr que publicaran su libro en su tiempo, hoy por hoy considerado como la mejor novela norteamericana de todos los tiempos.

Yo soy Fulana de Tal Álvaro de la Iglesia


c.- Yo soy Fulana de Tal, de Álvaro de La Iglesia:
más que gustarme este libro, soy devoto absoluto de este excepcional humorista español (hoy desaparecido), que tuvo la audacia de hacer cáusticos textos nada más y nada menos que durante la era franquista… y salir vivo en el intento. Es un autor de prosa directa y sin concesiones, que no teme, como él mismo dice en sus libros, a “llamar al pan, pan, y al virgo, virgo”. Es llano y dicharachero sin caer en lo vulgar, y tiene la hermosa cualidad de hacerte reír y llorar sin artificios. Quien vea sus libros –hoy escasísimos- puede hacerse un gran favor: comprarlos sin pensarlo dos veces… y no prestarlos, como hice yo.

La Larga Marcha de Stephen King

d.- La larga Marcha, de Stephen King (escribiendo como Richard Bachman)
: he leído un par de libros de Stephen King. No me gusta. Es desbordado, repetitivo –escribe como por formulita- y descaradamente mercantilista –escribe justo lo que quiere leer la gente para que lo compren por millones, y ya. Pero La Larga Marcha, en mi opinión, tiene justo los elementos que se niega el propio King –o que le niega la editorial- para lograr una gran historia: escalofriante estructuración, realista ambientación local, eufemístico tratamiento de la superestructura… el resultado es el espeluznante relato de lo que parece un simple evento deportivo, pero que vislumbra el ultradarwiniano engranaje social.

Charles Bukowski

e.- Hijo de Satanás, de Charles Bukowski: igual que de Laiglesia, no puedo decir que me guste sólo este libro: soy devoto impenitente de este paisano polaco-germano-gringo. Todos sus libros son un viaje a lo peor de nosotros mismos a bordo de un lenguaje soez, atrevido, directo y extrañamente encantador. Como Matt Groening, Bukowski demostró que es posible hacer crítica social sin caer en lo panfletario, convertirlo en mercancía y encima hacer que la crítica te alabe y te eleve –valga la afonía- a la categoría de estrella literaria.

Carmelo Urso: En un futuro, ¿considerarías escribir textos narrativos de más largo aliento?

Francisco Machalskys: Sí, y es una deuda que debo saldar conmigo mismo. Precisamente, los microcuentos han tenido un efecto inductivo en mi forma de escribir: me han enseñado a estructurar en detalle lo ínfimo para entonces abordar en detalle lo máximo, teniendo presente la economía del lenguaje y el objetivo claro de lo que se quiere escribir. Con esas premisas –que me han costado 20 años de mi vida aprender- pues estoy en la actualidad dando curso a los ya mencionados proyectos literarios, y otras nuevas ideas. Ya les sorprenderé con algo… espero, jejejeje.

Carmelo Urso: Sé de buena fuente que eres un cinéfilo y un melómano consumado. Menciona, si las tienes, tus 10 canciones favoritas y tus 10 películas favoritas de siempre.

Francisco Machalskys: Huuuuuuuuuuy… esta lista se me aun más cuesta arriba que la de los libros, pues en materia fílmica soy bastante sui generis en el gusto: puedo enamorarme de una producción hollywoodense de lamentable factura comercial –Ciencia Loca, con la bella Kelly LeBrock, por dar un ejemplillo- o de un batiburrillo existencialista intragable de algún director intenso –El Ángel Exterminador, de Luis Buñuel, por dar el ejemplo contrario- y cosa semejante me ocurre con la música… en fin, vamos una vez más a la lista.

Sobre las pelis:

The Matrix

a.- The Matrix, de los hermanos Wachowski: En su momento me negué a verla; debe ser una gringada más, por eso a todo el mundo le gusta, pensé. Una colega del trabajo me obligó literalmente a verla. Fui predispuesto a criticarla… y cada segundo de película, sentía que una verdad trascendental se revelaba ante mí. Es la película favorita de casa, y cuando la pasan en el cable, todos –mi esposa, hijas y yo- dejamos de hacer lo que estamos haciendo y la vemos una y otra vez.

Amelie

b.- Amélie, de Jean-Pierre Jeunet: El slogan del filme es: ella va a cambiar tu vida… y efectivamente así es. Me devolvió la fe en las cosas pequeñas, en los actos de silenciosa justicia, de inocente fantasía, de secreto y personalísimo placer. Estoy seguro de que si Antoine de Saint-Exupéry viviera, la tendría entre sus películas favoritas.

En el Tiempo de las Mariposas

c.- En el tiempo de las mariposas, de Manuel Barroso: Un profundo y conmovedor filme sobre las hermanas Mirabal, nobles y valerosas mujeres que combatieron ideológicamente al dictador Rafael Trujillo, de República Dominicana, pagando con su vida tal atrevimiento. Cabe destacar que a raíz de su ruin asesinato –fueron matadas a palos- fue nombrado el 25 de Noviembre el Día de la No Violencia contra la Mujer.

Cinema Paradiso

d.- Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornattore: Quien vea esa magistral película y termine con los ojos secos… no tiene corazón. Sin temor a equivocarme, puedo asegurar que debe ser una de los filmes más hermosos que haya visto en toda mi vida. Una alegoría a la amistad sin fronteras, a la autorrealización desde los sueños y al disfrute de las cosas simples, sencilla y tierna. Del mismo autor recomiendo ampliamente también Estamos todos bien.

Ni uno menos

e.- Ni uno menos, de Zhang Yimou: Esta fue una de esas hermosas casualidades que le hacen pensar alguno en un plan secreto, en unos hilos del destino… porque esta película la vi cuando todavía existía la cadena de videorrenta Blockbuster… estaba en la parte de cine de autor, y la tomé por curiosidad. Resultó ser una cinta conmovedora, realista y directa como pocas he visto: trata de una maestra rural enviada a una escuela en un área remota china con la misión de que ningún alumno deserte –pues la pobreza del interior provoca la huída de los jóvenes a la capital- y al irse uno de sus chicos… empieza verdaderamente la película. La he buscado incesantemente, pero… qué les puedo decir, es una película china, nadie al parecer sólo yo la he visto.

Qué hacer en caso de Incendio

f.- ¿Qué hacer en caso de incendio?, de Gregor Schnitzler: Otra divina sorpresa legada por la desaparecida Blockbuster… se trata de la reunión de un grupo de ex punks debido a que una bomba instalada por ellos, cuando eran radicales y contestatarios, explota 20 años después… Congregados por la incómoda circunstancia, descubren que la vida ha diluido su otrora postura de izquierda –sólo 2 se quedaron pegados- y deben sopesar lo que fueron y lo que ahora son para salir ilesos del problema. Nostálgica y reflexiva, la recomiendo ampliamente.

Tacones Lejanos

g.- Tacones lejanos, de Pedro Almodóvar: igual que otros escritores y directores por mí citados, no puedo sugerir sólo este título. De Almodóvar, todo –menos Kika, quizás- por su estilo arrollador, novelesco, de personajes caracterizados, que dicen cosas hermosas y cosas terribles, ultra urbano y contemporáneo. En esta cinta, la hija de una reputada actriz y cantante española, que siempre vivió a la sombra de su fama, recibe a su madre de vuelta para reclamarle lo que siempre le negó: amor. Como en todos los filmes de Almodóvar, el resultado es extremo, conmovedor, profundamente humano y posible de tan truculento que resulta. Su protagonista, Victoria Abril, confesó que durante el rodaje perdió 10 kilos por la tensión de caracterizar a tan difícil personaje…

Thelma y Louise

h.- Thelma & Louise, de Ridley Scott: entre las películas de culto que tratan el tema del feminismo, esta es para mí una de las más sugerentes. Una película entregada, valiente, adrenalínica y poética en eso de dibujar la dominación machista y la consecuente respuesta de la mujer cansada de ser disminuida. Cuando mi hija mayor cumplió 15 años, esa fue una de las películas censuradas que le di a ver, como regalo de vida. De más está decir que la escena del Gran Cañón me sigue arrancando lágrimas apenas empieza, aún 20 años después.

i.- Alicia en el pueblo de Maravillas, de Daniel Díaz Torres: Este filme cubano lo vi por invitación de una amiga en una muestra latinoamericana de cine. La invitación fue más un acto de rebeldía: “no te la pierdas, porque esa película está prohibida en Cuba. El día de su estreno la gente tumbó la puerta del cine para verla, y sólo la proyectaron 2 veces antes de proscribirla”, me advirtió. Y durante esa muestra, la vi 3 veces seguidas… naif en apariencia, divertida como pocas, arriesgada como ninguna, denuncia el burocratismo, el acomodo y la verticalidad dentro de una sociedad que se jacta de ser progresista y horizontal… no se consigue en DVD ni en La Habana, pero en youtube está colgada, y aquí les obsequio, el link, no se la pierdan http://www.youtube.com/watch?v=uB1vizQbPKQ

j.- Kolya, de Jan Sverák: una película checa muy en la tradición de Cinema Paradiso, pero bajo otras circunstancias. Se trata de un celista muy talentoso pero proscrito por el partido comunista por sus ideas de apertura. Vive prácticamente encerrado en casa, tratando de no llamar la atención. Desarrolla una suerte de misantropía. Pero una joven rusa que necesita la nacionalidad checa aparece en su vida, y con ella Kolya, su niño de 5 años, que sólo habla ruso. Enseñarlo a hablar fue apenas el comienzo de una relación más allá de dos corazones… hermosísima.

Bueno, como verán, quedan muchísimos títulos sin nombrar, omisiones. Por eso odio las listas. Y por eso me negaré a hacer la lista de 10 canciones. Porque amo la música en toda su variedad. La respeto como vía de expresión. Escucho desde música académica hasta salsa, con preferencia en la música electrónica, rock y alternativa. También me gusta escuchar piezas folklóricas del mundo. Amo la música extraña y poco difundida. El punk militante y político me estremece. En fin: no lista de 10 favoritas.

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8.- Un mensaje final para nuestros lectores

Si escriben, que no dejen de hacerlo; que escriban, escriban, escriban… y publiquen. Hay muchas opciones para publicar en Internet, y Solo50 es apenas una de ellas. Que escriban de lo que les guste, y sobre todo, de lo que bien conocen o dominan; en lo particular, me parece terrible escribir sólo por vender, o por gustar… creo que fue mi ídolo Bukowski que dijo que debe escribirse como un adolescente empepado con una mujer madura, dispuesto a irse con ella hasta el fin del mundo y bajo la condición que sea con la de recibir su dosis de veneno… así debe escribir uno: con urgencia, con pasión, con las entrañas.

Si sólo leen… que no dejen de leernos. Y que me lean en www.cuentoexpress.wordpress.com

2 comentarios en “FRANCISCO MACHALSKYS: CONFESIONES DE UN CUENTISTA EXPRESS

  1. » La escalera «.

    Entre letras,
    notas e imágenes he crecido,
    tres áreas que cautivaron a mi niño interior.

    Escribir,
    de cincuenta en cincuenta,
    se van ensamblando los peldaños del amor.

    Es la escalera
    que me lleva cada día,
    a la narrativa de la vida y a la poesía del corazón.

    Con cariño y gratitud.

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