Este próximo jueves 30 de mayo a las 6:00PM: CARMELO URSO DICTARÁ TALLER “EL PODER SANADOR DE LAS FÁBULAS” EN EL CENTRO INTEGRAL POMAIRE

Fábula

El Centro Integral Pomaire anuncia a la comunidad de la Gran Caracas que el próximo jueves 30 de mayo será dictado en su sede de Altamira el Taller “El Poder Sanador de las Fábulas”, el cual estará cargo del licenciado Carmelo Urso. Esta actividad se desarrollará a partir de las 6:00PM con una inversión de Bs. 100.

Las fábulas son relatos ancestrales que –en su amena brevedad– nos permiten asimilar importantes lecciones de vida, capaces de sanar aspectos de nuestra esfera emocional. Traumas, rencores, miedos e incertidumbres pueden quedar atrás ante el contenido sapiencial de estas historias que, en pocas palabras, nos revelan verdades eternas y nos reconcilian con nuestro niño interior.

Fábula 2

En este taller serán analizadas famosas fábulas del autor griego Esopo, así como algunos cuentos contenidos en el libro “El Vagabundo” (Ediciones Urano, 1985), del autor libanés Gibrán Khalil Gibrán. Posteriormente, se propondrá un ejercicio de escritura creativa para que los participantes experimenten por sí mismos el poder sanativo de la fábula y el relato espiritual.

Para mayor información, los interesados pueden dirigirse a la sede del Centro Integral Pomaire, ubicada en la Planta Baja del Edificio Santa Clara, en la parte sur de la Avenida Luis Roche de Altamira. También pueden llamar a los teléfonos 261.71.37 y 266.81.23. Entérate de éste y otros eventos a través de la cuenta Twitter @CipAltamira.

Fábula 3

EL VERBO

Luz infinita

Gerardo Díaz Díaz Infante dice:

Existen días cortos y largos,
meses con más días que otros
y años que a veces no sabemos cuantos.

El tiempo pasa sin hablar,
en silencio transita en todas partes,
a pesar de las palabras que todos queremos callar.

El Ser es el observador eterno,
que se deleita escuchando las fábulas de amor
así como sus brillantes moralejas
y las parábolas que vienen de la luz de tu corazón.

EN LA ERRANCIA DEL VAGABUNDO HAY SABIDURÍA DE VAGAMUNDOS

gibran khalil gibranCarmelo Urso

twitter: @carmelourso

El Diccionario de la Real Academia Española define al vagabundo como un “holgazán u ocioso que anda de un lugar a otro, sin tener oficio ni domicilio determinado”. Esta es la perspectiva que prevalece en Occidente sobre quienes se apartan de la aceitada maquinaria de la sociedad: la desidia y la pereza, el vicio y hasta la demencia definen a quien no se adecua a los ritos de la tradición, al que no se amolda al modo de vida de la mayoría, al que renuncia a las seguridades (y ataduras) de la familia y el hogar.

Sadhu Vârânasî

No obstante, en ciertas tradiciones espirituales el vagabundo es percibido de manera distinta. En la India, el sadhu es un asceta que tras haber cumplido los roles de la vida mundana decide romper con todo vínculo material para buscar la Iluminación; en su pacífica errancia, pasa el tiempo meditando de plaza en plaza, comiendo de lo que le sobra a los otros, durmiendo en las trajinadas calles de las urbes hindúes. No se le considera un gandul o un disociado sino un peregrino del alma.

ermitaño

Los sufíes, los ermitaños del medioevo y los mendigos budistas comparten ese rasgo de renunciar al rol que les asignó su familia, su religión, su casta, su grupo social o su país a fin de reencontrarse a sí mismos, confrontarse cara a cara con el Absoluto y descubrir su verdadera identidad. Caminantes de sendas polvorientas, polizontes que en cada muelle hallan un hogar, transeúntes de villas apartadas y atestadas metrópolis, estos vagamundos de poco equipaje y mirada tranquila recaban en su viaje una sabiduría tan humilde como poderosa: el inasible tesoro de la paz.

El Vagabundo Gibrán Khalil Gibrán  Ediciones Urano

La voz de uno de estos sabios errantes es la que nos guía de relato en relato, de parábola en parábola, en el libro “El Vagabundo” (Ediciones Urano, 1985), del escritor libanés Gibrán Khalil Gibrán (1883-1931). El volumen se inicia con un fatigado peregrino que es acogido por una familia para que pase la noche en casa. Tras la cena, al calor de una fogata, el inesperado visitante comienza a relatar historias. Transcurren una, dos, tres noches: cada anécdota del vagabundo cautiva a quien le escucha por su sabiduría y profundidad poética. Refiere el padre que “cuando nos dejó, tres días después, no lo sentíamos ya como un huésped que había partido sino más bien como uno de nosotros, que estaba en el jardín y que aún no había entrado”.

Platón

“El Vagabundo” es uno de esos libros que el tiempo –lejos de marchitar– mejora y sazona, como un elixir al que los años le añadieran gustosos matices. En sus historias pululan ángeles de la guarda que se deleitan perturbando la paz de los viandantes, hienas que usan la risa para disfrazar su tristeza, filósofos que acaban embelesados por la sabiduría de un zapatero, ramas floridas que se entrelazan para gozar del amor y obispos castigados por el fuego infernal del Dios iracundo que ellos mismos inventaron. Abundan en sus páginas fábulas sin moraleja, parábolas que admiten contradictorias interpretaciones y relatos cuyo final reta a nuestras creencias habituales.

La facilidad con que se lee cada texto del libro no debe equiparada a ligereza. Con sabia picardía, Gibrán Khalil Gibrán toma símbolos y arquetipos ancestrales –comunes a muchas tradiciones– y los confronta con sus atributos habituales. En estos textos, es posible que un ángel de la guarda necesite de pródigos cuidados, que un niño aleccione a un profeta, que un ermitaño sea escarnecido porque su pobreza es tomada por el prójimo como riqueza y que una brizna de hierba deduzca que el árbol que le da sombra es tan sólo un colega un poco más alto.

Ángel de la Guarda

Este texto sobre ángeles que se querellan como inflados agentes de la burocracia celestial me encanta.

Una tarde, dos ángeles de la guarda se encontraron ante la puerta de una ciudad. Se saludaron y conversaron.
-¿Qué estás haciendo en estos días y que trabajo te ha sido asignado? -preguntó un ángel.
-Me ha sido encomendada la custodia de un hombre degradado -respondió el otro-, que vive abajo en el valle, un gran pecador, el más depravado. Te aseguro que es una importante misión y un arduo trabajo.
-Esa misión es fácil -dijo el primer ángel-. He conocido muchos pecadores y he sido guardián numerosas veces. Pero ahora me ha sido asignado un buen hombre, un santo que habita al otro lado de la ciudad. Y te aseguro que es un trabajo en extremo difícil y sutil.
-Eso no es más que presunción -dijo el otro ángel-. ¿Cómo puede ser que custodiar a un santo sea más difícil que custodiar a un pecador?
-¡Qué impertinente eres al llamarme presuntuoso! -respondió el primero-. He afirmado sólo la verdad. ¡Creo que el presuntuoso eres tú!
De ahí en más los ángeles riñeron y pelearon, al principio de palabra y luego con puños y alas.
Mientras peleaban apareció un arcángel. Los detuvo y preguntó:
-¿Por qué peleáis? ¿De qué se trata? ¿Acaso no sabéis que es impropio que los ángeles de la guarda peleen frente a las puertas de la ciudad? Decidme: ¿por qué el desacuerdo?
Ambos hablaron al unísono, cada uno arguyendo que su trabajo era el más difícil y que les correspondía el premio mayor.
El arcángel sacudió la cabeza y meditó.
-Amigos míos -les dijo-, no puedo dilucidar ahora cuál de vosotros es el más merecedor de honor y recompensa. Y como se me ha conferido autoridad, y en bien de la paz y del buen custodiar, doy a cada uno de vosotros el trabajo del otro, ya que insistís en que la ocupación del otro es la más fácil. Ahora marchaos lejos de aquí y sed felices en vuestros oficios.
Los ángeles, así ordenados, tomaron sus respectivos caminos. Pero cada uno volvía la cabeza mirando con gran enojo al arcángel. Y en sus corazones decían: «¡Oh, estos arcángeles! ¡Cada día vuelven la vida más y más difícil para nosotros los ángeles!»
Pero el arcángel se detuvo y una vez más se puso a meditar. Y dijo en su corazón: «Debemos en verdad, ser cautelosos y montar guardia sobre nuestros ángeles de la guarda».

(“Los dos ángeles”)

SADHU_-_Varanasi_India

Estas lúcidas paradojas nos llaman a ser humildes y a no creernos únicos dueños de la verdad. La verdad es un umbral al que se llega por mil distintos senderos y cada quien pavimenta el suyo con los adoquines de su singular experiencia. Para algunos, el camino apropiado será el de la tradición; para otros, será el de la rebelión y la irreverencia; para unos, la vía será la que le señale el gurú o planifiquen sus padres… y para unos pocos será la del solitario vagabundo que en cada calle vive una historia y en cada historia percibe un nuevo rasgo de la verdad.

Gibrán Khalil Gibrán nació en Bisharri, Líbano, el 6 de enero de 1883 y falleció en Nueva York el 10 de abril de 1931. Para disgusto de algunos encopetados críticos literarios, sus libros de prosa sencilla e insondables resonancias llevan un siglo vendiéndose como best-sellers. Suya es una rara cualidad: la de plasmar verdades eternas sin malgastar una palabra de más.

Gibran Khalil Gibran 2

FÁBULAS Y PARÁBOLAS: CUENTOS QUE TIENEN LA DULCE TERNURA DEL HABLA

bugs bunny conejo y tortuga
Carmelo Urso

twitter: @carmelourso

Una clásica pregunta del curioso de la literatura es la diferencia entre fábula y parábola. Apasionado por ambas expresiones de la ficción breve, redacto el siguiente artículo no como experto que tiene la última palabra en la materia, sino como estudiante que quisiera responderse a sí mismo tan amena interrogante.

Etimológicamente, resulta claro el origen oral de ambos géneros. En las lenguas latinas, el verbo que describe a la expresión hablada tomó –a lo largo de los siglos– dos cursos bien diferenciados: uno, en la península ibérica, en donde cobraron forma los verbos hablar (español) y falar (portugués y gallego); otro, en la península itálica y la nación gala, donde prosperaron los verbos parlare y parler, respectivamente.

Hablar y falar provienen del latín fabulare (conversar), que a su vez deriva de fabula (conversación, relato); de hecho, en castellano medieval, dicho verbo se pronunciaba fablar. Por su parte, parlare y parler proceden del latín parabolare (contar historias). El sustantivo parlamento comparte el mismo origen y, tristemente, designa a un lugar donde el ardor de la habladuría pérfida y el fuego de la murmuración insidiosa hacen que se cuezan muchos cuentos –a veces edificantes, no pocas veces atroces.

diálogo

Así, fábulas y parábolas intentan reproducir la sencillez ancestral de la madre, del maestro, del juglar o de la nana que en la seguridad del hogar, en el aula de clase, al calor de una fogata o justo antes de dormir nos contaban una historia. El propósito de tales relatos varía: en ocasiones, encubren (o descubren) una verdad profunda; en otras, nos hacen reflexionar sobre aspectos prácticos de la vida; es raro que nos dejen indiferentes y casi siempre aleccionan, consuelan, intrigan, asustan o divierten.
Otras similitudes emparentan a fábulas y parábolas: el lenguaje llano, despojado, casi espontáneo, exento de excesos retóricos; la eficaz brevedad de su extensión, que en pocos párrafos resuelve argumentos felices o falaces, fáciles o difíciles; el ágil ritmo narrativo que descarta la abundancia de detalles y la menudencia inútil; la escasa cantidad de personajes que pueblan estas
historias –historias que pueden ser tan antiguas como el mundo y tan valiosas como el intangible oro de la sabiduría.

Esopo

Las diferencias son menos obvias. Suele decirse que las fábulas son protagonizadas por animales humanizados y las parábolas por personas –aunque no se puede hacer de esto una regla ya que existen fábulas famosas como El joven pastor anunciando al lobo y El labrador y sus hijos en las que los personajes son humanos y parábolas bíblicas como la de los lirios o la de las aves cuyos sujetos no son personas.

asno y caballo

En cambio, hay una regla que indefectiblemente caracteriza a la fábula: la presencia de un mensaje final o moraleja que transmite una enseñanza. Este texto está separado del cuerpo narrativo de la fábula y suele tener forma de lema, refrán o reflexión. Transcribimos, a modo de ejemplo, El caballo y el asno, cuyo autor –el griego Esopo (570-526 a.C.)– suele ser considerado el máximo exponente del género:

Un hombre tenía un caballo y un asno. Un día que ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le dijo al caballo:
–Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.
El caballo haciéndose el sordo no dijo nada y el asno cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo. Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando dijo:
–¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con todo, y hasta con la piel del asno encima!

Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide, sin que lo notes en ese momento, en realidad te estás perjudicando a ti mismo.

En la fábula el final es siempre cerrado –rematado por la implacable moraleja. No deja lugar a dudas o a interpretaciones posteriores. A la vez que fina pieza literaria, constituye una incontrovertible lección de carácter ético o moral. Éste es quizá el principal rasgo que le diferencia de la parábola, donde el final es abierto y sujeto a postreras elucidaciones.

jesus corazón

Recordemos la famosa Parábola del Hijo Pródigo, atribuida a Jesús de Nazareth (Evangelio de San Lucas, capítulo 15, versículos 11 al 33):

11Un hombre tenía dos hijos;
12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.
13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.
15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.
16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.
17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;
24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas;
26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
27 Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.
28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.
29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.
30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.
31 Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.

La indignación del primogénito es muy humana y, desde Caín y Abel, la envidia entre hermanos ha sido caldo de innumerables historias que se resuelven por amor o por venganza. La ley mosaica le da la razón al primogénito, pues el benjamín ya recibió su porción de herencia. Pero la actitud del padre misericordioso no puede ser entendida en términos de esta lógica materialista. El corazón del primogénito está gobernado por la dura ley del talión y su obediencia al padre oculta un soterrado rencor, la más celosa soberbia. La parábola, en cambio, nos invita a ir más allá de la despiadada ley del ojo por ojo y el diente por diente. El amor verdadero es incondicional y su perdón lo supera todo. El padre, en esta historia, obra a imagen y semejanza de Dios, de ese Dios que para Jesús de Nazareth era sinónimo absoluto de amor. Y a los ojos del amor absoluto, la letra de la justicia humana no es sino una enmascarada forma de vendetta, perecedera tinta que el tiempo corroe y borra. Pues entre el perdón y la venganza, el Dios que es amor siempre escogerá al perdón.

el hijo pródigo

En la parábola no hay moraleja que tutele nuestro entendimiento. La parábola nos confronta con nuestro propio sistema de creencias y nos incita a trascenderlo. Estas historias, al igual que los koan budistas, no pueden ser comprendidas desde la perspectiva meramente racional, sino que tienen que ser leídas con el alma abierta y el corazón en la mano.

Esopo 2

LA SALUD: EL DELICADO EQUILIBRIO ENTRE ACIDEZ Y ALCALINIDAD

Carmelo Urso

Twitter: @carmelourso

kos mapa

Cos es una pequeña isla situada en el archipiélago griego del Dodecaneso, en pleno Mar Egeo. Apenas 4 kilómetros la separan de la costa turca. A lo largo de los siglos su estratégica ubicación la hizo codiciable para imperios y naciones: fue ateniense, persa, romana, macedonia, bizantina, veneciana, otomana e italiana. Hoy día pertenece a Grecia. Cos ha sido escenario de múltiples sucesos históricos, pero uno destaca sobre los demás: en el año 460 a.C. nació en ella Hipócrates, considerado el padre de la medicina occidental.

Hipócrates
Hipócrates

Hipócrates creía en el poder sanativo de lo natural, en la capacidad del cuerpo para sanarse a sí mismo. Para él, la enfermedad era un desequilibrio de los humores del organismo y las emociones de la mente. Reacio a administrar drogas, rehabilitaba a sus pacientes a fuerza de dietas, pócimas y reposo. Cuando alguna vez le preguntaron cuál era la mayor amenaza para la salud, respondió: “El estado más perjudicial de los humores es, sin duda, el ácido”.

Dos mil quinientos años después, esta sabia sentencia aún sigue vigente. En su natal Cos –cálida tierra plantada de cítricos, vides y olivos– Hipócrates hacía énfasis en que los hábitos alimenticios y el estilo de vida eran determinantes para gozar de buena salud. Así, su terapéutica se cimentaba en dietas abundantes en legumbres, hortalizas y frutas que buscaban recuperar el delicado equilibrio entre acidez y alcalinidad. Este aspecto crucial ha sido reiteradamente olvidado por los galenos contemporáneos, cuya praxis privilegia el uso de potentes fármacos que atenúan síntomas en lugar de sanar los tejidos orgánicos debilitados por las toxinas y la acidez.

frutas

La alimentación actual acidifica nuestro organismo y genera una miríada de enfermedades. El consumo excesivo de productos cárnicos, lácteos, bebidas carbonatadas, fritangas, dulces y fast-food es el detonante oculto de múltiples dolencias que sanarían si recobrásemos el equilibrio perdido del cuerpo.

silueta de mujer

Nuestro cuerpo: un río interior cuyo equilibrio debemos preservar

Pese a las apariencias, nuestro cuerpo se compone principalmente de líquidos. La sangre, la linfa y los sueros celulares constituyen 70% de nuestro peso corporal: se trata de un río interior que sirve de medio nutricio y vía de evacuación para nuestras células. Si su pH es ácido se convierte en caldo de enfermedades.

Así como el metro es la unidad de medida de las longitudes y el litro mide los volúmenes de líquido, el pH comprueba la alcalinidad o acidez de una substancia. Esta escala fue concebida en 1909 por el químico danés S. P. L. Sørensen (1868-1939), quien fungía como jefe del Laboratorio Carlsberg de Copenhague.

S. P. L. Sørensen
S. P. L. Sørensen

La escala del pH establece como patrón de neutralidad al agua. El líquido vital posee una acidez y alcalinidad nulas –su pH es de 7– por lo que se le considera el punto medio entre los extremos ácido y alcalino. Una substancia es ácida cuando libera gran cantidad de iones de hidrógeno. Su pH oscila entre 0 (acidez absoluta) y 6,9 (acidez suave). Una substancia es alcalina cuando su concentración de iones de hidrógeno es inferior y su pH oscila entre 7,1 y 14.

agua

El pH que permite un óptimo funcionamiento de nuestro cuerpo es de 7,4 –ligeramente alcalino. Tal es el pH de nuestra sangre. Mantener el equilibrio de este indicador es vital para nuestra salud. El pH de nuestro organismo no debe ser inferior a 7 ni superior a 7,8. Se denomina acidosis a la condición del organismo cuando su pH es inferior a 7,35. Se denomina alcalosis a la condición del organismo cuando su pH se sitúa entre 7,45 y 7,8. En ambos casos, nuestra salud se ve amenazada.

Los alimentos que consumimos acidifican o alcalinizan nuestros tejidos y líquidos corporales. Frutas, verduras y legumbres son los alimentos más alcalinizantes; carnes rojas, aves, embutidos, huevos, quesos, lácteos, aceites hidrogenados (margarina), pan, pastas, dulces, bollería, café, té cacao, vino y sal son los más acidificantes. La acidificación de nuestro organismo genera trastornos metabólicos. De tal suerte, quien metaboliza mal los glúcidos se tornará diabético u obeso. Quien metaboliza mal los ácidos padecerá una severa desmineralización de sus tejidos. Quien metaboliza mal las grasas verá elevarse sus niveles de colesterol. Quien metaboliza mal la sal retendrá agua. Quien metaboliza mal las proteínas sufrirá reumatismo.

carnes rojas

Cuando tus intestinos están demasiado acidificados producen sustancias tan tóxicas como los ácidos sulfúrico y fosfórico (este último es ingrediente fundamental de la coca-cola). Sobrecargados de toxinas, los líquidos corporales se tornan más espesos y las células no funcionan bien, ahogadas entre sus propios desechos. Las toxinas que saturan a los líquidos corporales acaban irritando, inflamando y destruyendo (cáncer) nuestros tejidos. Cuanto más se acidifican nuestros tejidos más nos enfermamos; y sólo si se rehabilitan habrá posibilidad de sanar.

Coca cola

La nocividad de los ácidos es tal que corroe al perdurable mármol. La intemperie de los siglos es incapaz –tal como lo comprueban los paleontólogos– de dañar la dentadura de un fósil de millones de años de antigüedad. En cambio, alimentos inadecuados consiguen cariar nuestros dientes en pocos años o décadas.

De acuerdo al médico suizo Christopher Vasey en su libro “Curación y Vitalidad por el Equilibrio Ácido-Básico” (Ediciones Urano, 1991), el catálogo de enfermedades producidas por la acidificación del organismo es vasto. Así, males tan disímiles como fatiga crónica, depresión, encías inflamadas, caries, sensibilidad dental, acidosis renal, eccemas, uñas agrietadas, conjuntivitis, queratitis, aftas, amigdalitis, úlceras, ardor rectal, hemorroides, cálculos renales, cálculos vesiculares, sinusitis, micosis, urticaria, lumbago, tortícolis, osteoporosis, dispepsia, neuralgias e insomnio tendrían un origen común: la acumulación morbosa de ácidos en nuestros líquidos y tejidos corporales.

Homo_floresiensis

Cuando le inquirían sobre qué debían hacer para curarse, el genial Hipócrates respondía a sus interlocutores: “Si deseas recuperar la salud, pregúntate primero si deseas suprimir las causas de tu enfermedad”. En aquella época, la superstición imputaba el origen de las dolencias a dioses iracundos y espíritus malignos. Hoy, pese al avance de la tecnología, la gente sigue atribuyendo sus males a causas externas, sin poner atención a su alimentación y estilo de vida. Qué sorpresa se llevaría aquel gran sabio griego si comprobase que hoy –al igual que ayer– los seres humanos siguen siendo presa de sus adicciones, emociones malsanas y hábitos autodestructivos: los verdaderos demonios ocultos tras el velo de toda enfermedad.

Hipócrates de Kos

A partir del sábado 11 de mayo: CARMELO URSO DICTARÁ TALLER DE INICIACIÓN AL TAROT EN EL CENTRO INTEGRAL POMAIRE

REY DE OROS RIDER WAITE

El Centro Integral Pomaire anuncia a la comunidad de la Gran Caracas que a partir del próximo sábado 11 de mayo será dictado en su sede de Altamira un Taller de Iniciación al Tarot, el cual estará cargo del licenciado Carmelo Urso. Esta actividad se desarrollará durante tres sábados consecutivos (11, 18 y 25 de mayo) en horario de 11:00AM a 4:00PM, con una inversión de Bs. 600.

El Taller está dividido en seis módulos (dos por cada sesión). El primero versa sobre los diversos usos del tarot (como oráculo, sistema de iniciación espiritual y herramienta para la meditación). Los cuatros módulos siguientes contemplan el estudio de los arcanos menores como vías que nos conducen a la autorrealización: la senda de la manifestación de la voluntad, representada por los bastos; el sendero de la maestría material, simbolizado por los oros; la senda de la maestría emocional, simbolizada por las copas; y el sendero de la maestría mental, ilustrado por las espadas. El último módulo abordará la iniciación en el arte de la lectura del tarot.

LA ESTRELLA RIDER WAITE

El tarot que se utilizará en este taller es el famoso Rider Waite (o versiones similares); los participantes podrán ser llevar su propio mazo o adquirirlo en el Centro Integral Pomaire de Altamira.

La perspectiva del taller es que el tarot puede ser utilizado como una herramienta de autoconocimiento, que libere de ataduras emocionales y espirituales. Quien estudia sistemáticamente los significados y misterios encerrados en cada carta comienza un viaje al interior de sí mismo, cuya meta es el pleno desarrollo personal.

En próxima fecha, será dictado otro taller en el que se abordará el estudio de los arcanos mayores.

Para mayor información, los interesados pueden dirigirse a la sede del Centro Integral Pomaire, ubicada la Planta Baja del Edificio Santa Clara, en la parte sur de la Avenida Luis Roche de Altamira. También pueden llamar a los teléfonos 261.71.37 y 266.81.23. Entérate de éste y otros eventos a través de la cuenta Twitter @CipAltamira.

REINA DE OROS RIDER WAITE

TAROT: EL ARTE DE PENSAR EN IMÁGENES

El Carro Rider Waite

Carmelo Urso

Twitter: @carmelourso

¿Qué es el tarot? La pregunta parece sencilla; la respuesta –en cambio– admite múltiples explicaciones, dependiendo de quien argumente o impugne. Hay quien lo tiene por fetiche de culto, objeto sagrado; hay quien lo condena por instigar el fraude y la superstición. Entre ambos extremos, el tarot tiene muchas cosas que decir para aquel que quiera aprender y escuchar.

Antes que nada se trata de un mazo de cartas. Esto se olvida con frecuencia. De China a Grecia, de África a Escandinavia, los naipes son una herencia con al menos tres milenios de antigüedad. Constituyen, sin duda, el principal juego de mesa de todas las épocas. Han tenido, además, los más diversos usos: divertir a las concubinas de los harenes hindúes, enseñar las virtudes teologales a los niños de la Edad Media, recrear –con artes de envite y azar– tanto a la nobleza como al pueblo y hasta fungir como amuletos mágicos.

La justicia Rider Waite

Algunos investigadores sostienen que, incluso, fueron utilizados alguna vez como papel moneda. Han sido alternadamente prohibidos y rehabilitados, siguiendo el capricho de gobernantes y teólogos de las más variopintas condiciones. En todo caso, como mazo de naipes, el primer propósito del tarot es entretener a quien lo usa. Se trata de un juego sagrado –pero juego al fin.

El tarot, con sus coloridas situaciones e impredecibles personajes, inspira solaz y recreo. Es juego transcendente –o transpersonal, como sugiere la psicología jungiana– hecho de perspicacia y clarividencia. Un divertimento en el que lector y consultante –a través de secuencias y mandalas– cosechan desde de su intuición esas certeras visiones que la simple razón no concede.

La Suma Sacerdotisa Rider Waite

Cuando jugamos con el tarot –cuando con franca confianza dialogamos con él– comenzamos a percibir en él otras cualidades. Una de ellas es la de contener un vasto sistema de símbolos que entrañan enseñanzas universales. Y cada símbolo es, ante todo, una imagen.

Según el filósofo hindú Ananda Coomataswanry el simbolismo es “el arte de pensar en imágenes”. Así, el lenguaje del tarot está hecho de imágenes que suscitan en nosotros intuitivas revelaciones. Tales íconos no son fortuitos: se sostienen en una sabiduría ancestral que ha tomado forma en el inconsciente colectivo de la humanidad durante miles de años.

paloma símbolo de la paz para colorear

Todos los símbolos son imágenes, pero no toda imagen se transforma en símbolo. ¿Qué convierte a una imagen determinada en símbolo? Un símbolo sintetiza una verdad trascendente (de orden cósmico o metafísico) y de modo elegante la conecta con nuestro mundo personal, esa íntima esfera hecha de emociones, pensamientos y creencias. Un símbolo es capaz de ligar el macrocosmos de todo lo creado con ese singular microcosmos que es cada uno de nosotros. Tal síntesis de planos de realidad se resume en las sentencias herméticas “como es arriba es abajo” y “como es adentro es afuera”.

De tal modo, la balanza que usaban los mercaderes de siglos pasados remite hoy a las nociones de justicia terrenal y justicia kármica. La blancura de la paloma –ave que algunos consideran una plaga urbana y hasta un riesgo para la salud– es capaz de simbolizar la paz, la pureza espiritual y al mismísimo Dios en la persona del Espíritu Santo. Un objeto como la espada inspira significaciones tan diferentes como el dolor, el poder, la muerte y el sabio discernimiento intelectual. La esvástica –que tras la tragedia del nazismo es vivo recuerdo del horror y el genocidio– era para los hindúes un ícono de buena suerte que representaba la armonía de los cuatro elementos de la Naturaleza.

Nostradamus

Esta es una característica inherente al símbolo: su apertura a las interpretaciones más diversas; sus metamorfosis de época en época, de sociedad en sociedad. Un símbolo nunca es estático; jamás se encierra en sí mismo, sino que interactúa libremente con nuestra subjetividad, desplegando con la fuerza de un rayo toda su riqueza significante. De ese intercambio entre el observador y lo observado –que en un instante de revelación se hacen uno– nacen ideas, intuiciones, poemas, profecías y hasta certezas científicas. Una fruta que desde lo alto cae sobre la cabeza suele ser un molesto incidente: para Newton, en cambio, fue la certidumbre de la gravedad. Una vela encendida es grata compañía nocturna: Einstein fue más allá y dedujo que la luz era onda y partícula tras contemplar largo rato la llama de un cirio. Nostradamus observaba con calmada atención el agua contenida en un recipiente y ésta le retribuía con turbulentas visiones de los siglos por venir.

Newton y la manzana

El tarot es un gran acervo de símbolos, reunidos y refinados de generación en generación por una amplia gama de culturas. Abundan en él símbolos cristianos, cabalísticos, paganos, numerológicos, astrológicos, arquitectónicos o cromáticos: quien los estudia integralmente se apropia de ellos tanto en su dimensión intelectual y estética como en la emotiva y espiritual; no se limita a rumiar los significados de los manuales adivinatorios, sino que explora cada símbolo en todos sus aspectos: los piensa, los siente, los intuye, los visualiza, los dibuja, los ama. Y al discernirlos amorosamente en sus diversas facetas, el estudiante del tarot se convierte en maestro de sí mismo.

El tarot –al igual que los sueños, la inspiración artística, las visiones proféticas y los centellazos de intuición– habla en imágenes que se abren paso desde nuestro inconsciente para revelarnos verdades que de otra manera nos estarían vedadas. El tarot nos enseña a contemplar el Universo como un espacio simbólico –y la serena contemplación de cada símbolo hace fluir caudales de vislumbres. Es milenario heraldo de lo divino, dinámico instrumento de comunicación que vuelve tangibles los sagrados senderos de lo intangible.

tarot connolly

EL DESTINO

Rider Waite The Sun El Sol

Gerardo Díaz Díaz Infante

Naces con una estrella, una luna y un sol,
sagrado destino para sanar y salvar el alma.

Cada carta representa un arquetipo para entrar
al centro de la conciencia.

No olvides que la carta más valiosa eres Tú, y
te conviertas en un Ser despierto en un nuevo sol,
como la divina luz de tu realización.

EL TAROT: UN LIBRO CON EL QUE VIAJAMOS AL INTERIOR DE NOSOTROS MISMOS.

Waite RiderTarot

Carmelo Urso

Indagar acerca del verdadero origen del tarot es un esfuerzo inútil, seguramente innecesario. Egipcios, gitanos, marroquíes, judíos, franceses, españoles e italianos reclaman para sí el honor de su invención. Pero como todos los sistemas de probado valor universal, el tarot es –al mismo tiempo– propiedad de todos y de nadie.

Se trata de un bello mazo de 78 cartas curiosamente ilustradas. Estas láminas se subdividen en dos colecciones: 22 arcanos mayores y 56 arcanos menores. La palabra arcano es una voz latina que significa secreto. De tal suerte, comprender el significado de cada carta del tarot nos revelará un determinado misterio de la vida.

Los Amantes The Lovers Rider Waite

Muchos insisten en sus virtudes adivinatorias. Otros condenan su utilización mántica y proclaman que más bien se trata de una herramienta de iniciación espiritual. Ante esta disyuntiva, la cabalista británica Dion Fortune solía preguntarse: “¿De qué nos sirve adivinar un futuro que no podremos controlar?”.

Frente a esta controversia, afirmamos que –en nuestro caso– el tarot ha cumplido ambas funciones: la de oráculo y la de umbral para develar misterios del espíritu. Su uso adivinatorio nos ha reportado útiles orientaciones, eficaces advertencias. De igual modo, el saber ancestral que acumula cada una de sus imágenes nos guía por místicos senderos hechos de sagrada sutileza, de intuitiva perspicacia.

El Mago The Magician Rider Waite

Quien banalice los símbolos del tarot menoscabará su libre albedrío y se verá privado de los sanativos efectos del oráculo. Quien lo tome por caprichoso fetiche se perderá por caminos de confusión. En cambio, quien lo recorra con sagacidad, quien se valga de él para conocer su más genuina naturaleza y enderezar viejos entuertos vitales, accederá a dimensiones de paz que pocos conocen.

La lectura del tarot es un acto creativo que mucho tiene de lúdico. Cuando nos acerquemos a él, hagámoslo como si de un juego se tratase –nunca con miedo. De hecho, el mítico tarot es el precursor tanto de las cartas de póker como de las barajas españolas. Este detalle nunca debe olvidarse. El tarot nos invita a interactuar con él desde el solaz y la felicidad –no desde la limitación y el recelo.

El Loco The Fool Rider Waite

Desde mi experiencia, puedo afirmar que las lecturas más provechosas se dan cuando el consultante participa –con alegre y abierta curiosidad– de ese pintoresco rito que es escuchar un buen consejo de parte de un colorido mazo de cartas.
Su uso en las artes meditativas está cada vez más extendido. Psicólogos, artistas, gurús y terapeutas reconocen el poder que tienen las imágenes del tarot para abrir las puertas del inconsciente a través de meditaciones guiadas, dinámicas de relajación profunda y ejercicios de imaginación creativa.

La contemplación de las cartas puede ayudarnos a desatar los nudos de la intuición y vislumbrar niveles superiores de conciencia. La observación detenida de sus íconos, de sus múltiples variantes y mazos, puede proporcionarnos un profundo placer estético. Así, T.S. Elliott, notable poeta estadounidense y Premio Nobel de Literatura, escribió su más inspirada composición, The Wasted Land, tras una emotiva meditación con el arcano de El Colgado.

Rider-Waite Queen of Wands Reina de Bastos

El mejor uso que podemos darle al tarot es el de conocernos a nosotros mismos, tal como recomendaba aquella inscripción que se leía hace dos mil años en la entrada del Oráculo de Delfos. En tal sentido, el autor polaco Mieczyslaw Sudowski, mejor conocido por el seudónimo de Mouni Sadhu, le da el nombre de Libro de Hermes, en honor al dios griego del conocimiento. Afirma Sadhu que “un prisionero en una isla, sin otro libro que el tarot, podría, si supiera utilizarlo, adquirir un conocimiento universal y hablar de los diversos aspectos de la existencia con cultura inigualada y elocuencia inagotable”. El carácter de libro del tarot es muy peculiar: con sus 78 láminas, el experimentado lector puede relatar las infinitas historias que se suscitan en su psique y en las de sus consultantes.

Sally Nichols, en su obra Jung y el Tarot, afirma que quien estudia sistemáticamente los significados y misterios encerrados en cada carta “comienza un viaje al interior de sí mismo”, cuya meta es un espléndido desarrollo intelectual, emocional y espiritual. A decir de Nichols, “el viaje a través de las cartas del tarot es un viaje a nuestra propia personalidad. Cualquier cosa que encontremos en este viaje es un aspecto de nuestro más profundo yo”.

Rider Waite The Emperor El Emperador

Así, en el tarot tenemos la posibilidad de dilucidar esas verdades que van marcando el pulso de lo cotidiano, y a la vez, de descifrar esos enigmas universales que se remontan desde pretéritas edades y nos conciernen a todos.

Se trata, en definitiva, de una enriquecedora y provechosa lectura que podemos hacer, tanto a solas como en compañía, del más emocionante e íntimo de los viajes: el de nuestra propia existencia.

Rider-Waite The World El Mundo El Universo

HITOS DE LA NAVIDAD CARAQUEÑA

caracas

Carmelo Urso, H.D.D. Scutaro, André Reinoso

patinador

Patinatas caraqueñas de ayer y hoy

Entre las décadas del 50 y 80 del siglo XX, las principales avenidas, calles y plazas capitalinas eran tomadas durante la época navideña por grupos de patinadoras y patinadores. Esta manifestación pascual –émula de las patinatas sobre hielo del Hemisferio Norte– fue introducida en nuestro país en la época del boom petrolero. Los Próceres, La Candelaria, la Plaza Bolívar y el parque Los Caobos, entre otros sitios de la ciudad, se convertían en amenos epicentros de esta fiebre por la velocidad. Equipados con patines de cuatro ruedas de acero, estos jóvenes se desplazaban por la urbe en horas cercanas a la misa de gallo, esparciendo risas y alegría a la espera del nacimiento del Niño Jesús. Las patinatas aún perduran en nuestra Caracas: ahora se realizan con los estilizados patines en línea, robando nostálgicas miradas a padres y abuelos.

cruz del ávila

La Cruz del cerro Ávila

Su brillo anuncia que las fiestas navideñas están por llegar a la urbe capitalina; desde casi cualquier punto de la ciudad se le puede apreciar; en lo alto, la gélida bruma de la montaña la abraza. La Cruz del cerro Ávila fue encendida por primera vez el 1 de diciembre de 1963, sobre la fachada del Hotel Humboldt. Fue ideada por el ingeniero Ottomar Pfersdorff de la Electricidad de Caracas. Años más tarde, fue adosada a la antena de Venezolana de Televisión, ubicada en el sector de Mecedores, y posteriormente reinstalada en el cerro Papelón del Waraira Repano, donde actualmente fulge para felicidad de todas y todos los caraqueños.

Fuegos artificiales caracas

Fuegos Artificiales

No se concibe la Navidad y el Año Nuevo caraqueño sin el brillo y el tronar de los fuegos artificiales, esos que alumbran la noche capitalina con efímeras maravillas que, sin embargo, se graban para siempre en la memoria de quienes las perciben, especialmente las más pequeñas y pequeños de la casa. El centelleante zigzaguear de los cohetes, el retumbar de las matasuegra, triqui-traquis y saltapericos y el alegre chispear de las luces de bengala preludian el nacimiento del Niño Dios y ese abrazo en familia que nunca falta cuando el año viejo se va.

pan de jamon

Pan de Jamón

El pan de jamón, exquisitez que engalana nuestra mesa de pascua año tras año, tuvo su origen en 1905, en la panadería de Don Gustavo Ramella, ubicada en la antigua esquina de Gradillas. En aquel popular establecimiento, caraqueñas y caraqueños degustaron por primera vez este manjar elaborado con recortes de jamón de coleto que sobraban de la faena diaria. Hoy, con suculentas añadiduras que resaltan su buen sabor –como las aceitunas verdes o las uvas pasas– el pan de jamón forma parte de nuestro haber culinario, de nuestras tradiciones navideñas más identitarias.

parranderos y aguinaldos

Aguinaldos y villancicos

Entre la algarabía de un “Oh, luna que brilla en diciembre”, la ternura de “Un Niño Lindo” y el júbilo de un “Nació el Redentor”, cada Navidad entonamos estos emotivos cantos que enternecen al corazón más duro. Ya sean de anónima tradición popular o fruto de la inspirada musa de maestros y maestras como Vicente Emilio Sojo, Blanca Estrella de Méscoli y Rafael Izaza, entre otros, este imperecedero repertorio gana adeptos generación tras generación y embelesa, con alegre nostalgia, a quienes mantienen vivas nuestras más genuinas tradiciones, pese a las incesantes transformaciones de la metrópolis.

hallacas

Hallacas

«Hallaca» deriva del término guaraní «ayúa» ó «ayuar», el cual equivale a “mezclar o revolver”. Esta joya de la culinaria vernácula es pariente del tamal mexicano y de la humita sureña. Siglos de mestizaje le adicionaron ingredientes y sabores que varían según la región venezolana. La hallaca caraqueña, en particular, tiene un dulce toque de papelón. En diciembre, la familia se aglomeraba en la cocina y se repartía los oficios relacionados con la preparación de la hallaca. Algunos aceitaban las hojas de plátano mientras otros preparaban el delicioso guiso que, ya listo, se acompañaba con “el pan de a locha” para ser probado por los abuelos. Luego, se amasaba la harina y el onoto, concluyendo con el crucial amarrado de las hojas. Hermosa usanza que perdura en nuestro arraigo, uniendo lazos de fraternidad en cada hogar capitalino.

Panettone

El Panettone

El panettone es antiguo manjar de duques itálicos que hoy no falta en nuestra mesa de Nochebuena. Se supo de él por primera vez en el castillo de Ludovico Sforza, Señor de Milán, en 1495, durante una cena de Navidad en la que la corte celebró un gran banquete que concluiría con un suculento postre, el cual, por descuido del hornero, se quemó. Hábilmente, Antonio, uno de los lavaplatos del castillo, quien había amasado un pan especial con las sobras de algunas frutas confitadas y mantequilla para sí mismo, propuso al cocinero servir su austero preparado como postre. Ludovico, al apreciar que la corte quedaba embelesada con su sabor, decidió llamarlo Pan de Toni, o El Pan de Antonio. Centurias más tarde, el banquete navideño de los caraqueños continúa orlándose con esta delicia real, traída por inmigrantes italianos a finales del siglo XIX.

torta negra

Torta Negra

La Torta Negra arribó por primera vez al continente americano en 1865, a bordo de un velero galés llamado Mimosa, que desembarcó en las costas del actual Puerto Madryn en la Patagonia argentina. Almendras, nueces y avellanas; ron, licor de cacao, de cereza y de naranja la sazonan y aromatizan. La fragancia de los frutos macerados, conjugada con la miscelánea de exuberantes sabores, es digno festín del buen paladar para recibir con endulzada alegría al Niño Jesús.

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La Carta al Niño Jesús

Es un hermoso ejercicio de escritura que describe los inocentes pedidos de los infantes, realizados de su puño y letra o en la compañía de sus padres. Estas misivas cargadas de inocencia y alegre expectativa al imaginar los regalos que traerá el Niño Dios, son la respuesta criolla a la cultura anglosajona donde se redactan cartas a Santa Claus o San Nicolás. Escribirle al Niño Jesús es una de las tradiciones más arraigadas en el seno de la familia caraqueña. Es tradición que mantiene viva la ilusión y la esperanza de las más pequeñas y pequeños que despiertan el 25 de diciembre rodeados de juguetes.

Nacimiento Viviente

El Nacimiento Viviente

El pesebre o nacimiento es una representación religiosa de origen italiano que fue tomada por los españoles y luego transmitida a los países de Hispanoamérica. Se arraigó ampliamente en los estados andinos de Venezuela; después se propagó por las demás regiones del país. Su objetivo es mostrar la natividad de Jesús de Nazaret a través de un montaje escénico, en el que actores -ataviados tal cual la época- interpretan a los eternos protagonistas de esta historia que no languidece con el tiempo. El pesebre viviente es un símbolo de religiosidad popular que convoca cada año a muchas personas en Caracas, en especial de comunidades como La Pastora y Petare.

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