POEMAS PARA TODAS LAS MADRES

MAMÁ E HIJO

Enseñarás

Enseñarás a volar…
pero no volarán tu vuelo.

Enseñarás a soñar…
pero no soñarán tus sueños.

Enseñarás a vivir…
pero no vivirán tu vida.

Enseñarás a cantar…
pero no cantarán tu canción.

Enseñarás a pensar…
pero no pensarán como tú.

Pero sabrás
que cada vez que ellos vuelen, sueñen,
vivan, canten y piensen…

¡Estará en ellos la semilla
del camino enseñado y aprendido!

Madre Teresa de Calcuta

MAMÁ E HIJO UNIDOS

Pensamientos

Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco,
Los días se convierten en años, pero lo importante no cambia,
Tu fuerza y tu convicción no tienen edad,
Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.

Detrás de cada línea de llegada hay una de partida,
Detrás de cada logro hay otro desafío.

Mientras vivas, si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo,
No vivas de fotos amarillas.
Aunque todos esperen que abandones,
Nunca dejes que se oxide el hierro que hay en ti.

Haz que en vez de lástima te tengan respeto.
Y por último, cuando por los años no puedas correr: trota;
Cuando no puedas trotar, camina;
Cuando no puedas caminar usa el bastón…
¡Pero nunca te detengas!

Madre Teresa de Calcuta

MAMÁ E HIJO DORMIDOS

Amor Eterno

Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.

Gustavo Adolfo Bécquer

MAMÁ E HIJA EN JARDÍN

El Comienzo

“¿De dónde he venido?
¿De dónde me tomaste?”
Esto preguntó el niño a la madre.
Ella respondió, un poco llorando, un poco riendo,
y apretando a su hijo contra el pecho:
“Estabas escondido en mi corazón como un deseo, mi cielo.
Estabas en mis juegos infantiles de muñecas;
y luego con arcilla modelé la imagen de mi dios cada mañana,
te hice y te deshice en ese momento.
Estabas en el vientre de nuestra divinidad hogareña,
y al adorarla te adoraba a ti.
En mis esperanzas y amores,
en mi vida, y en la vida de mi madre has vivido tu.
En el cuenco espiritual de nuestro hogar fuiste cuidado por siglos.
Y cuando en mi juventud mi corazón abrió sus pétalos,
lo rondabas como una fragancia.
Tu ternura floreció en mi juvenil esencia,
como un resplandor en el cielo, como un amanecer.
El primogénito querido del cielo, mellizo de la luz de la mañana.
Has flotado por la corriente de la vida del mundo
y finalmente te quedaste en mi corazón.
Contemplo tu rostro y el misterio me invade;
tu que a todos perteneces ahora eres mío.
Y por miedo a perderte te abrazo contra mi pecho.
¿Qué magia ha atrapado el tesoro del mundo en estas manos mías?

Rabindranath Tagore

MAMÁ DURMIENDO A SU HIJO

Mi madre en un pueblito de recuerdos (extracto)

Madre, pequeña fábrica de amor, mansa esposa del Tiempo,
Milagro de tu carne fue darles forma humana a las tinieblas
Y recoger la noche en tus entrañas para levantarla como una espiga hacia la aurora.
Yo lo sé, yo lo sé, porque mis ojos,
No han conocido estrellas más suntuosas, ni mañanas más claras, ni flores más augustas, ni en fin nubes
Como las que aprendí desde tu cuerpo a mirar a través de tu mirada.

Aquiles Nazoa