ORAR ES UNA AMOROSA ENERGÍA

flying blue jay

Carmelo Urso
entiempopresente4@gmail.com

Son las diez de la noche; abro mi correo electrónico y veo que he recibido un mensaje desde la ciudad de Lima, Perú; me escribe la amiga Patricia M.; me formula una pregunta relativa al tema de la oración y su carga energética: ¿tiene la misma energía rezar el rosario católico que leer, por ejemplo, La Gran Invocación? ¿Cuál de ambas tendrá mejor vibración? Intentaremos dar una respuesta.

Querida Patricia: a mi entender, no hay un tipo de oración superior a otra; no pienso que haya una «mejor» o «peor» dotada. La oración no es un fin en sí mismo, sino un medio para reestablecer nuestra conexión con Dios y su sagrada energía (la del Amor). Siendo Dios la Electricidad, la oración sería el cableado, el tendido eléctrico. En tal sentido, si es capaz de transmitir la energía divina, son indiferentes el credo religioso o la filiación espiritual de la oración. Lo importante es el efecto que tenga en ti; lo sustantivo es si eleva tu nivel de conciencia, provee paz a tu pensar o te llena de Amor –la sabia esencia del Uno.

En tal sentido, no hay que hacer de la oración un fetiche –al igual que no debemos hacerlo con la meditación, la lectura, la consulta a oráculos o cualquier otra disciplina espiritual. Lo más importante es que nuestra oración sea eficiente… ¡y canalice el sacro poder del Uno a nuestra alma, corazón y mente!

Orar es una amorosa energía que puede expresarse de infinitas formas
Orar es una amorosa energía que puede expresarse de infinitas formas

¿Qué hay en nuestras mentes encabritadas?

Si observamos el contenido de nuestra psique, comprobamos que cada pensamiento que brota de ella está impregnado de una de esta dos clases de energía: una, sosiega; otra, agita; una nos une al prójimo, otra nos enguerrilla con nuestros semejantes; una nos hace gozar del entorno que nos rodea, otra nos insta a pensar que estaríamos muy bien en cualquier parte del planeta –excepto en el lugar donde estamos; una nos hace sentir a gusto con nosotros mismos, otra nos hace odiar nuestros más íntimos pensamientos; una nos provee de confianza y valentía para abordar cualquier situación, otra sólo saca a flote flaquezas.

¿Qué pasa en la mente encabritada, ésa que aún no está saturada de la energía del amor? Bueno, Patricia, tú y yo lo sabemos muy bien: por ella discurren vanos pensamientos que van y vienen, errático oleaje donde flotan dudas, culpas, terrores, resentimientos; a veces son monólogos, muy bien argumentados, donde nos demostramos a nosotros mismos que somos lo peor de lo peor; a veces, son diálogos imaginarios con personas de nuestro presente o pasado, donde les demostramos cuánta razón tenemos nosotros y cuán equivocados están ellos…

A veces nos perdemos en grandilocuentes ensoñaciones: nos vemos obteniendo el Oscar o el Nobel; cantando frente a enloquecidas multitudes, idolatrados cual estrellas de pop o rock; ganando el premio máximo de la lotería; haciendo el amor con nuestra actriz o actor favorito; siendo electos Presidentes de la República; imaginando algún brutal acto de venganza que –aquí y ahora- no nos atreveremos a llevar a cabo; a veces, no podemos quitarnos de la cabeza un pegajoso mensaje publicitario o la última canción de moda (aunque sea un bodrio); a veces, tenemos tanta ansiedad, tanto barullo en la mente, que ni siquiera los calmantes nos hacen conciliar el sueño…

Y sin embargo, pese a todo, Patricia… ¡tú, yo y quienes leen este artículo estamos a sólo un tris de regresar al hogar del Padre…!

En cada pensamiento, Patricia, nos jugamos nuestra estadía en el Reino de los Cielos. En cada pensamiento, elegimos estar en la energía del amor o en la del miedo; en tal encrucijada, es donde el sincero buscador de la Verdad empieza a probar aquellas disciplinas espirituales que mejor se adapten a su particular carácter, a fin de transfigurarlo a imagen y semejanza del Amor divino.

Es allí donde –en mi opinión- la oración funge como potente medio sanador, como idóneo transmisor de la amorosa energía del Uno.

En lo particular, soy partidario de la oración libre de fórmulas, desprovista de rígidos convencionalismos. Llevo una hora escribiendo este artículo: para mí, han sido sesenta minutos de oración, sesenta minutos exentos de pensamientos neuróticos, de absoluto centrarme en el tiempo presente. Mientras redacto, escucho una de mis canciones favoritas: «Noches de Blanco Satén», del grupo inglés The Moody Blues. Dicen los últimos versos de ese emblemático tema:

Llega la noche
Removiendo todo color de la vista
Se torna el rojo en gris
El azul en negro

Y a nosotros toca decidir
Qué es lo real
Y qué es ilusión

Esa canción constituye –a mi entender- una hermosísima plegaria: su melodía evoca en mí los más entrañables sentimientos; su letra –o mejor, su poesía- me impele a contemplar lo Trascendente; al escucharla, mis pensamientos se ordenan y adquieren una lógica armoniosa… ¡una paz que me inspira a escribir de la mejor manera posible para ti, Patricia!

Pienso, entonces…

Que la mejor oración del panadero es su pan…

La mejor plegaria del recolector de basura es la limpieza de la urbe…

La plegaria más inspirada del juez es su justicia…

La oración ideal del amigo que vende café es la sonrisa que obsequia cuando sirve su infusión…

Ora la madre en la ternura de cada pañal cambiado, ora en cada instante de lactancia…

Ora el padre en la mañana del sábado cuando juega al fútbol con sus hijos…

Ora el cirujano en cada exacta incisión del bisturí…

Compone el chef sápidas plegarias con las delicias de su sazón…

Mora el cartujo en el impecable silencio del convento… a diario, su disciplina espiritual incluye asear retretes, quitar el polvo de las bibliotecas, lavar platos –y transformar cada una de esas tareas en hacendosa plegaria…

Y qué mejor oración para mí –periodista- que escribir esto para ti, amado lector o lectora…

Al respecto, ha dicho Adair Lara: «Algunos estamos empezando a descubrir la poderosa religión de la vida cotidiana, una espiritualidad hecha de flores recién cortadas, platos apilados, ropa recién tendida…».

La oración que libera, que fluye amenamente con el Ser Superior, puede y debe estar hecha a la medida del orante; su inequívoca inspiración divina la despoja de acartonados rituales, de apáticos automatismos psíquicos; de tal suerte, sosiega la mente, bendice a quien la practica y le llena del afable poder del Infinito.

Dice una plegaria de Larry Dossey:

Dejemos que la oración sea
Dejemos que siga
los infinitos caminos del corazón humano

Aprendamos el arte más difícil:
el de no interferir.

Dejémonos guiar por la oración
en lugar de guiarla

Dejemos que la oración sea lo que necesite ser
Que sea lo que es
Dejemos que la oración –simplemente- sea.

Es medianoche, Patricia: ya es tiempo de terminar. Gracias a tu pregunta y a la magia de la escritura, llevo dos horas orando: ¡bendita seas!

Mañana por la mañana, te enviaré este correo electrónico.

Antes de irme a dormir, escucho una última canción de The Moody Blues. Me despido con sus versos:

Azulejo que tan alto vuelas
Dime, ¿qué cantas?

Y si conmigo pudieras hablar,
¿Qué buenas nuevas traerías?

Escucho voces en el Cielo…

Feliz instante presente… ¡y que Dios te bendiga…!

DIOS ES UNA EXPERIENCIA COLECTIVA: UN DIÁLOGO CON MARIO LIANI IMPREGNADO DE LA AMOROSA ENERGÍA DE KRYON (PARTE 1)

Lee Carroll y Mario Liani, canalizadores de Kryon
Lee Carroll y Mario Liani, canalizadores de Kryon

Carmelo Urso
entiempopresente4@gmail.com

Mario Liani
http://www.38uh.com

Carmelo Urso: Estimado Mario, muchas gracias por tu confianza y por tu apertura. Quisiera revisar contigo algunos conceptos fundamentales de tu trabajo espiritual. Antes que nada, dentro de la cosmovisión difundida por Kryon, ¿qué se entiende por Dios? ¿Es un Ser apartado de sus creaciones o mora de manera activa dentro de ellas? ¿Es Dios un colectivo de almas? Y si esto fuera cierto, ¿constituye el ser humano una parte indivisible de esa experiencia a la que solemos llamar Dios?

Mario Liani y la energía de Kryon: Gracias a ti, Carmelo, por darme la oportunidad de poder comunicar mis ideas a muchas más personas a través de la labor divulgativa que tienes a bien realizar. ¡Te felicito públicamente por ello!

Antes de proseguir, deseo hacerte saber que para poder responder con mayor profundidad a tus preguntas, he convocado la energía de Kryon y por consiguiente, las respuestas que te daremos vendrán procesadas a través una visión más amplia y esclarecedora que nuestra propia visión humana.

Entro en materia…

Hoy en día, con la visión que muchos maestros de la Nueva Era nos han ayudado a ampliar – y ahora con aquello que Kryon nos ha manifestado en reiteradas ocasiones – entendemos que “Dios” es apenas un nombre que el ser humano le ha colocado a una experiencia colectiva… para describir algo que es intangible y que a la postre podría resultar muy personal: su percepción y creencias acerca de como él – humano – define su propia espiritualidad y su relación con aquello que él considera que está por encima de todo y todos.

Al respecto, Kryon nos ha dicho repetidamente que aquello que llamamos Dios es apenas una palabra que nos permite enunciar algo imposible de describir como humanos: que todos nosotros – como un solo y gran colectivo – formamos parte de una Familia Espiritual donde somos partes indivisibles del resto… donde “Somos” porque alguien más “Es”… pues sin esa premisa, no existiríamos y por ende, no existiría la experiencia que ahora podríamos denominar “La Vida” y quizás en otro nivel perceptivo, la llamaríamos “El Ser”.

Dios es una experiencia colectiva
Dios es una experiencia colectiva

Carmelo Urso: Se dice que Kryon es un colectivo de entidades angélicas. ¿Qué se entiende, en este contexto, por un ángel? ¿En qué ámbito de realidad mora? ¿En qué se diferencia y en qué se parece a los seres que habitamos la dimensión física? ¿Podemos invocar su intermediación a través de una plegaria o de una meditación? Y si los ángeles existen, ¿existe su contrapartida –los demonios?

Mario Liani y la energía de Kryon: Se dicen muchas cosas… ¿pero cuál será la que más resuena o aquella con la que más nos identificamos?

Yo suelo definir a Kryon como un grupo de entidades o conciencias elevadas de índole angelical… pero más allá de ello, mi sentir es que Kryon es el nombre que nosotros – los seres humanos – le hemos dado a una determinada experiencia o que el nombre Kryon representa la respuesta que la Creación nos suministra a nosotros seres humanos a través de la multi-dimensionalidad de nuestras almas, las cuales – al nivel más elevado posible – se han reunido para ser (por increíble que pueda parecer) nuestra propia voz angelical.

Dicho de otra manera, nosotros seres humanos nos las hemos arreglado para solicitarle a nuestros otros YO – que habitan en otras dimensiones diferentes a ésta – que nos hablen a través de una parte de nosotros a la cual generalmente no tenemos acceso directo. Increíblemente, esa parte de nosotros que consideramos “externa y divina”, literalmente la hemos endiosado, denominándola “Dios”.

Kryon es el nombre que el ser humano le ha dado a esa experiencia que acabo de describir. Por tanto, Kryon representa la voz de un colectivo espiritual que se expresa con el objetivo de ayudar a su contraparte humana a evolucionar.

En síntesis, percibo que Kryon representa el nombre de un grupo de almas que ha decidido tener una doble experiencia: la de estar vestidos de humanos esperando sentir el amor de la Familia Espiritual… y la de los Ángeles Divinos deseosos de acariciar a su contraparte humana y de darles aliento en la búsqueda de la experiencia necesaria para que ambas partes trasciendan juntas su proceso de Ascensión.

¿Ángel? Es apenas un nombre que la humanidad – desde tiempos remotos – ha dado a la inexplicable conexión con su propia contraparte, como una manera de endiosar la experiencia que no pudo o puede comprender.

¿Demonio? Otra buena creación de la humanidad, conceptualizada para establecer la clásica contrapartida en el contexto de que todo lo que el humano percibe, “deba” forzosamente contemplar dos posibilidades opuestas entre sí…

Carmelo Urso: Una de las premisas esenciales de Kryon es que los seres humanos somos ángeles disfrazados de humanos. Esta noción se contrapone a la de ciertas religiones que preconizan que la Humanidad es intrínsecamente mala y portadora de un imborrable pecado original. Si los humanos somos ángeles, ¿quiere decir que somos esencialmente buenos? Y si nuestra naturaleza es, en lo fundamental, benigna, ¿por qué nuestro mundo parece tan azotado por la maldad?

Mario Liani y la energía de Kryon: Nos dice que nosotros los humanos – en esencia – somos seres espirituales disfrazados de carne con el objetivo de lograr tener acceso a una amplia gama de experiencias humanas.

Aunque nuestra verdadera naturaleza provenga de la Matriz Divina que nos creó (meras palabras que no pueden explicar a cabalidad nuestro origen), al estar de visita en un cuerpo que está inmerso en la 3ª dimensión, nuestra naturaleza se ve forzada a experimentar cualquiera de las gamas que la experiencia humana presupone… y en ella está incluida aquella que tú denominas “maldad”, la cual es apenas un matiz evolutivo… de tantos a nuestra disposición.

Sin embargo, es bueno que tengamos presente que “maldad” es lo opuesto a “bondad” y por ende, es la antítesis de una postura humana que no existe en el contexto de nuestro Origen Divino. En ese ámbito, todo esto será apenas considerado como una mera experiencia que le permitiría al Ser aprender desde cualquiera de las facetas que reviste la Totalidad del Ser al estar inmerso en “Todo lo que Es”.

Por tanto, desde nuestra limitada visión humana, podríamos estar inmersos en una matriz de “maldad” humana… más desde nuestra Divina perspectiva original, la “maldad” sería la consecuencia de aquello que nosotros decidimos crear para experimentarlo, sin más consecuencias que la de acumular un nuevo renglón en nuestro largo listado de vivencias que constituyen nuestro “curriculum vitae” evolutivo.

Carmelo Urso: Si los seres humanos somos ángeles disfrazados de humanos, ¿cómo queda el resto de los seres físicos? Un canario, un delfín, un insecto, un coral, ¿también son seres angélicos ataviados del ropaje de la materia?

Mario Liani y la energía de Kryon: Remitiéndonos a la anterior respuesta y recordando que la palabra “ángel” es apenas una adecuada creación de nuestra percepción humana, los seres vivos que tú nombras son apenas posibilidades evolutivas que la Creación contiene para que Todo lo que Es se manifieste en la más completa pluralidad. Más allá de la materia que cada uno reviste, el ser humano incluido, ese universo de seres vivos – aparentemente animados o no – es simplemente “energía en movimiento y en constante transformación”. Como energía que se va reciclando y bajo el concepto del UNO – de que toda la Creación es un único ser – ¿qué diferencia podría haber entre un delfín y nosotros?

Carmelo Urso: Otra premisa propalada por Kryon es que somos seres ínterdimensionales. ¿Qué significa esto? ¿Acaso nuestro “yo” habita simultáneamente en dimensiones de realidad paralelas? Si esto es así, ¿cómo interactúan los diversos filamentos de ese vasto “yo”?

Mario Liani y la enregía de Kryon: Somos seres ínterdimensionales, porque nuestro “ser central” – que la mayoría de las culturas espirituales han coincidido en denominar “Yo Superior” – es una gran creación que está compuesta o se nutre de muchas otras creaciones de sí mismo que habitan en diferentes lugares o dimensiones.

Si queremos explicar tal concepto de manera inteligible y adaptada a nuestra vivencia actual, el Yo Superior vendría a ser como una especie de “gran ordenador central” que está conectado a una inmensa red de muchas computadoras.

En la computadora central se encuentra “el gran cerebro” que almacena todo lo que procesan individualmente las computadoras conectadas a ella, mientras que cada computadora subsidiaria apenas está encargada de procesar sus propios registros… sin saber que existen sub-rutinas o procesos ocultos que se ocupan de enviar “en tiempo real” toda la información que ella procesa, al gran ordenador central.

Las computadoras individuales no tienen registros visibles de ese procedimiento, aunque a veces podrían tener “atisbos” de cierta actividad en la red, es decir, de algún proceso que ocurra “en tiempo real” con alguno de los otros ordenadores que se hallan emplazados en otros lugares del Universo. Eso ocurre cuando tenemos la impresión de estar viviendo una vida en paralelo o cuando tenemos una especie de “deja-vu” en el que recordamos habernos visto a nosotros mismos haciendo algo de lo cual no guardamos una memoria precisa… o cuando tenemos la sensación de que estamos haciendo algo a otro nivel de percepción. Ésta es la vivencia de un sueño lúcido adonde recordamos con claridad haber experimentado “ser otra persona” sin dejar de ser nosotros mismos…

Carmelo Urso: Kryon suele anunciarse como vocero “del servicio magnético”. ¿Qué es el servicio magnético? ¿Cuál es su propósito? ¿Qué repercusión tiene en nuestra vida cotidiana?

Todo es magnetismo
Todo es magnetismo

Mario Liani y la energía de Kryon: Todo lo que existe, resuena en frecuencias magnéticas de diferentes espectros, incluyéndonos a nosotros la humanidad y a la Tierra donde habitamos.

Una de las consecuencias de ello es que nuestra salud física, la salud de nuestro planeta y de todo el sistema que nos mantiene vivos y percibiendo la experiencia tal como la percibimos, depende de que este sistema al cual pertenecemos mantenga una frecuencia vibracional adecuada o evolucione – cuando sea necesario – a otro nivel de vibración magnética que permita que nosotros nos adaptemos a los cambios planetarios que ocurren en todo el sistema que nos circunda – aunque no veamos cómo ocurre o adonde se origine.

Lo anterior es la visión “macro”, mientras que la visión “micro” se relaciona con el hecho de que los órganos de nuestro cuerpo – desde el más grande al más pequeño (como lo es una célula, por ejemplo) – emiten una frecuencia magnética que define el funcionamiento de nuestro sistema físico y principalmente, la manera como nuestra percepción se alinea con lo que nos rodea.

En síntesis, el magnetismo es el causante de que tengamos la experiencia que creemos tener… Y aquí entra Kryon en escena…

Kryon representa el movimiento espiritual que el ser humano ha activado – desde su centro superior más próximo a la Creación – para propiciar en su entorno los cambios necesarios para que él y todo la experiencia humana evolucionen juntos hacia un nuevo patrón de vibración, el cual permitirá que se produzcan los cambios genéticos necesarios para producir un nuevo humano con una nueva percepción de vida.

Kryon está “en servicio magnético” porque la humanidad decidió atraer magnéticamente el cambio vibratorio necesario para lograr esa gran salto cuántico.

LA ORACIÓN: UN VIAJE SIN DISTANCIA DE LA MENTE AL CORAZÓN (ENTREVISTA A CARLOS JESÚS IBARRA CASTELLANOS, PARTE 2)

Carlos Jesús Ibarra Castellanos en la Ciudad Luz, frente al Centro Pompidou
Carlos Jesús Ibarra Castellanos en la Ciudad Luz, frente al Centro Pompidou

Carmelo Urso
entiempopresente4@gmail.com

Carlos Jesús Ibarra Castellanos
cjibarra77@yahoo.com

Carmelo Urso: ¿Cómo transcurre tu dinámica de oración? ¿Adoptas alguna postura física en particular? ¿Requieres silencio, soledad o te sirve cualquier espacio? ¿Cuántas horas puedes pasar en estado de oración?

Carlos Jesús Ibarra Castellanos: Como te dije, antes de orar pido a Dios que me invite a entrar en Su Presencia. Acostumbro a comunicarme con Él acostado en la cama. Requiero de silencio, de oscuridad en el cuarto y de soledad. Como es una experiencia Divina, no soy yo quien decide cuánto tiempo debo entregarme a ella. Puedo pasar un día o dos seguidos, en los cuales sólo me detengo para satisfacer mis necesidades fisiológicas como comer o ir al baño. Oro de esta manera siempre y cuando las responsabilidades me lo permitan.

Las horas más importantes para orar son las primeras de la mañana cuando acabo de despertarme. En ese momento, la mente está en un estado silencioso que facilita la comunión con Dios. Además, porque trae revelación -ya sea a través de sueños o mediante la intuición. Por esta razón, también oro de tarde o de noche pidiéndole a Dios que manifieste sus respuestas a través de sueños, los cuales he tenido de todo tipo: los que me revelan situaciones del inconsciente, los telepáticos que dan información de algo que está pasando en otro sitio a otra persona pero que me concierne y los premonitorios que revelan situaciones del futuro.

Hay que personas que pueden preguntarse por qué hay que pasar tanto tiempo en oración. Esto se debe a que es necesario llegar a lo más profundo del ser en el acto de orar. En la oración prolongada se produce la transformación auténtica no sólo de mi ser sino de las situaciones adversas que hasta ese momento habían predominado. Hay temores, inseguridades, fobias y otros estados negativos de la conciencia que requieren más tiempo para ser erradicados. Sin embargo, no interrumpo la oración de manera abrupta a menos que haya una urgencia que atender, lo cual sucede muy pocas veces suceden. Los momentos más profundos de oración suceden cuando estoy en mi habitación, pero ocasionalmente pueden suceder mientras realizo un viaje dentro o fuera de la ciudad.

Carmelo Urso: ¿Oras de manera audible o silenciosa? Mentalmente, ¿pones palabras a tu oración o tratas más bien de sintonizarte a un determinado estado de certidumbre o bienestar interno? ¿Tienes escrita o predeterminada alguna plegaria o más bien fluyes según tu estado de ánimo?

Carlos Jesús Ibarra Castellanos: Generalmente, le pido a Dios que ponga en mi mente y corazón qué debo pedir o por quién debo hacerlo. La oración en mí ya proviene desde adentro. Es como el hambre o la sed que debe ser saciada de inmediato. Mi oración es silenciosa, la comunión con Dios en mi caso no requiere tanta palabrería. Lo que requiere es que sea sentida desde lo más profundo de mi ser, desde mi totalidad.

Carmelo Urso: Hay practicantes de la oración que opinan que cualquier actividad mundana (correr, cortar el césped del jardín, cocinar, pintar un cuadro, arreglar el motor del auto) puede ser transformada en oración. ¿Qué opinas tú de ese punto de vista? ¿Forma parte de tu experiencia personal?

Carlos Jesús Ibarra Castellanos: A parte de encerrarme en mi cuarto para orar una de las cosas que me conectan con Dios es caminar. Me fascina caminar lo cual me produce una gran relajación. Caminar no sólo dentro de un circuito (un parque o un estadio) sino también por las calles de la ciudad.

Porque así como le pido a Dios tener intimidad con Él, ocurre el proceso “inverso” en el cual Él quiere intimidad conmigo y derramar su Bendición. Esto puede suceder en cualquier momento y uno de ellos es cuando duermo. La telepatía, la intuición y la precognición a través de sueños constituyen una comunión que ha elevado mis niveles superiores de la conciencia al cual he sido invitado para sanar y madurar

Otra de las situaciones que yo también considero una forma de oración efectiva y que produce resultados casi inmediatos son las conversaciones con mis “compañeros de viaje” en la senda espiritual. Ellos son las personas que se han convertido en mi auténtica familia en sustitución de mi familia consanguínea.

Las conversaciones que suelo sostener contigo (Carmelo) tienen esta característica y es por eso que siempre que sé que nos vamos a reunir me encomiendo a Dios para pedirle Revelación y Sanación, las cuales se producen casi de manera instantánea a través de nuestros diálogos.

Carmelo Urso: ¿Qué opinas del Padre Nuestro, la oración por antonomasia de la cultura occidental? ¿Tienes alguna interpretación íntima de esta plegaria ancestral? Carlos IBarra con la Torre Eiffel Carlos Jesús Ibarra Castellanos: Sí, tengo una interpretación íntima con el Padre Nuestro. Es probable que haya una conexión afectiva con esta oración la cual fue parte de mi formación durante mi infancia. Años después cuando la retomé y busqué su significado comprendí que en ella se encuentra lo esencial para comunicarnos con Dios.

En ella reconocemos quién es el Autor (“Padre Nuestro que estás en los Cielos”), pedimos que el Ser Supremo sea bendecido (“Santificado sea tu Nombre), que Su Gloria y poder descienda sobre nosotros (“Venga a nosotros tu Reino), que sea haga su Voluntad que es siempre lo mejor y que no seamos obstáculo para que se cumpla (“hágase Tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo), que nuestra provisión emocional, afectiva, espiritual y material nunca nos falle (“danos el Pan nuestro de cada día”), pedimos la corrección de nuestros errores (pecados) (“perdona nuestras ofensas así como también perdonamos a quienes nos ofenden), que no perdamos el Norte y propósito de nuestras vidas (no nos dejes caer en tentación) y finalmente, que nada malo nos ocurra (“y líbranos de todo mal, amén).

Suelo repetirla pero en estado de meditación profunda varias veces. Me ocurre que es una necesidad hacerlo de esta manera. No es una “vana repetición” como la Biblia dice que no lo hagamos. Porque no es un acto mecánico sino poderosas palabras que pido sean internalizadas en instantes de comunión con Dios. Puedo repetirla en momentos de alegría o de angustia invocando protección y conexión con Él.

Carmelo Urso: ¿Qué le recomendarías al lector o lectora de Iberoamérica que recién se inicia en la oración?

Carlos Jesús Ibarra Castellanos: Que no dejen de buscar la Verdad la cual sólo puede ser hallada dentro de uno mismo. Para ello es fundamental la relación que se tiene que desarrollar con Dios, con Lo Superior, con Lo divino o con el nombre que le quiera dar a “eso” que puede “Ver” más allá de nosotros, del tiempo y del espacio. Es fundamental leer mucho. Se me hace muy difícil ayudar a personas a salir de sus atascos (psicológicos y espirituales) si no buscan información necesaria. Hoy en día gracias a Internet podemos encontrar no sólo material escrito sino también audiovisual de diversas orientaciones psicológicas y espirituales.

Carmelo Urso: Menciona 5 libros que pudieran ayudar al buscador espiritual ha acelerar su proceso de despertar y conducirlo por el amoroso sendero de la oración.

El Maestro Osho
El Maestro Osho
Carlos Jesús Ibarra Castellanos: Esta respuesta no es nada fácil de responder porque los intereses íntimos de cada persona son distintos. A veces sucede que quieres recomendar un libro a un amigo del cual obtuviste un resultado favorable en tu vida, y te das con la sorpresa que ni siquiera tiene intenciones de leerlo. Creo que fue en la película “Huracán” con el actor Denzel Washington que escuché una frase que nunca olvidaré, la cual decía más o menos textualmente: “no sólo las personas escogen a los libros sino que también son los libros que escogen a las personas”.

En mi caso ha sido esto último. Creo que a muchos nos ha pasado que compramos un libro hoy, y no es sino años más tarde cuando lo leemos y nos revela una gran verdad. Literalmente “nos estaba esperando”. Estaba allí aguardando a que pidiéramos respuesta a un asunto en específico. En un artículo que tú y yo escribimos el cual titulamos “La Biblioterapia”, el cual está publicado en este portal web http.carmelourso.wordpress , hicimos unas recomendaciones de los libros que sentimos nos habían marcado más. Aún las tengo como válidas aunque sabemos que esos libros no son los únicos que produjeron o generaron grandes transformaciones en mí. En el tema específico de la oración fue una experiencia que me sucedió como una necesidad imperiosa y no que yo la haya buscado para “recrearla” mediante la vía intelectual.

Sin embargo, quiero aprovechar esta oportunidad para reconocer la influencia en mi sanación y reconexión espiritual a lo largo de casi veinte años de algunos autores. Entre ellos, destaca la obra de Wayne Dyer, Connie Méndez, Deepak Chopra, Lair Ribeiro, Louise Hay, Antonio Blay, Osho, Jorge Luis Borges (su obra literaria me enseñaría que mis cinco sentidos no son suficientes para entender la realidad), Marianne Willianson, Eckart Tolle y el Curso de Milagros. Así mismo, las eternas referencias de Jesús y Buda, cuyas guías serán siempre requeridas por mí y por gran parte de la humanidad.

Carmelo Urso: Cualquier otra cosa que quieras manifestarle a los lectores y lectoras que nos dispensan su atención en ambas orillas del océano

Carlos Jesús Ibarra Castellanos: A veces, cuando caigo en el desánimo, suelo pensar que no ha habido cambios sustanciales en mi vida. Sobre todo en los últimos diez años. Pero, recientemente, decidí escribir para mi mismo un artículo para ver los progresos que la oración había producido en mí. Su título es “No podía vislumbrar…”. Se trata de un ejercicio psico-espiritual en el cual recapitulo los diez últimos años de mi vida. Por ejemplo, el año pasado “no podía vislumbrar que este año 2009 conocería a determinadas personas” o en que el año 2007 “no podía vislumbrar que en el 2008 haría un viaje al extranjero que significaría un gran progreso”. El resultado fue impresionante porque se puede apreciar los innegables avances en todas las áreas. Recomiendo hacer este ejercicio que los hará impulsar a desarrollar una inmensa pasión por la oración. Para finalizar, agregaría que no podía vislumbrar en el 2008 me harían en el 2009 una entrevista sobre la experiencia que ha transformado completamente mi vida: la Oración.